De
estilo claro, de corte sobrio, de palabra reencontrada, de adjetivo luminoso.
Bitácora
de Alena Collar
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Sabe jugar, crecer, declararles amor eterno a las palabras, caminar libro tras libro sin soltarse ya nunca de la mano. …Amor sin límites, realidad y deseo trasmitidos con una voz depurada, profunda, cada vez más esencial.
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Las sensaciones discurren por sus poemas, sobre todo las del amor, fundidas con la naturaleza y el tiempo. Moldea la palabra, la acaricia, la entreteje, la sopesa, para colocarla en el lugar pretendido… Imágenes sorprendentes y sorpresivas. Consigue unos poemas delicados, sedosos y cautivadores.
Fermín Heredero. www.telira.net 2002.
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Poeta que cultiva una poesía sencilla, limpia e íntima.
Tino Barriuso. Poeta. “Veinte poetas de amor y una ciudad desesperada”. 1997.
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Sencillez formal como una evolución y como un progreso; sencillez que permite comprobar la desnudez, tantas veces provocada, tantas provocativa, de las imágenes que revelan la significación del sentimiento y el compromiso.
Revista LEER. 1991.
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Bellos versos que si bien recogen las “penas y alegrías del amor” (como diría Rafael de León, su compatriota) no caen en las posiciones amargas y atormentadas, cuando no mordaces, de otros poetas. Bellísimo acierto poético, novedoso, a la altura de su tiempo; y un gran aporte psicológico a la maduración emocional de sus lectores.
César Augusto de León Morales. Poesía Hispanoamericana. 1989.
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Ejemplo de perfección evolutiva… Una poesía amorosa de calidad y auténtica, no como esos retoricismos hueros, de laboratorio, que han estado de moda en los últimos años. Un poeta que, como enseñara Pedro Salinas, sabe vivir en los pronombres. Y contarlo con don de poeta.
Antonio L. Bouza. Diario de Burgos. 1986.
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Un poeta verdadero, que siente la ternura del aire y domina ese potro “semisilvestre” del lenguaje. Acertada síntesis entre sensibilidad y lenguaje es su poesía. Versos llenos de intimismo lírico… capaces de transcender el paisaje y de transfigurar el ámbito de lo cotidiano. Versos llenos de temperatura y ritmo, alejados de la retórica.
Pascual Izquierdo. Poeta. 1985.
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Voz soterrada y ligeramente melancólica, virilmente melancólica.
José Vela Zanetti. Pintor. 1983.
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Una poesía maravillosa, sin reservas. Tiene la grandeza de lo sugerido, con toques finales que sentencian y eternizan la idea. Tiene densidad, agudeza, riqueza de imágenes y temperatura.
José María Fernández Nieto. Poeta. 1983.
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Un verso rítmico, que es deleite para el oído, cargado de una larga riqueza metafórica referida a la mujer y al amor que ella me merece e infunde.
Fran Valentín de la Cruz. Diario
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Un cierto surrealismo de lo cotidiano.
José Luis García. Poeta y crítico. 1983
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