Algo se manifiesta en el lugar:
no espuma sacudida sin remilgos,
ni antorcha que hace buena la escapada.
Algo que no interroga.
Algo que no describe
los trajes del dolor. Algo que busca
un recuerdo que gane
en achuchones libres y solícitos.
Algo enfrentado a una
fulminante rutina, la que intento
retirar del armario y de las sumas
dañosas, de los nudos.
Algo por lo que ser.
Algo que sabe a canto
no de un viaje fingido y sí de las
mareas
que hasta el balcón del corazón ascienden.